Queridos jóvenes zaccarianos,
En este 27 de mayo de 2019, en el que recordamos con alegría la canonización de nuestro SAMZ, deseo compartir algunos pensamientos con ustedes.
Papa Francisco en su Exhortación después del Sínodo para la Juventud, Christus vivit, les pide a todos Ustedes que continúen «viviendo».
Como Padre general de los Barnabitas, también soy responsable del trabajo que mis hermanos realizan con ustedes y por ustedes, queridos jóvenes. Por este motivo también les escribo: «¡Cristo está vivo y te quiere vivo!». Dicho con palabras de nuestro Fundador: hay que quemar la tibieza, ser «luz y fuego» en la Iglesia, en nuestra Congregación, en el mundo. Sé que el valor, la energía, los sueños y el deseo de hacer son más fuertes que sus esfuerzos y límites internos, temores y angustias que afligen a muchos de sus amigos.
Por eso les pido que me ayuden y ayuden a mis hermanos a escucharles más, a reconocer sus sueños y sus deseos de hacerlos realidad.
Papa Francisco les pide que no se queden en el balcón, que dejen sus sofás. Sé que los jóvenes zeccarianos están llenos de fervor, así que les pido con «fuerza» que ayuden también a salir del balcón, a dejar el sofá a cuántos – barnabitas y/o adultos – no quieren o temen caminar con ustedes, correr con ustedes, involucrarse con ustedes.
SAMZ ha hecho de la cooperación mutua, el método de trabajo de los primeros barnabitas, angélicas y casados (laicos): la reciprocidad debe volver a ser el método de trabajo, especialmente con ustedes, jóvenes. Jesús siempre ha trabajado junto con sus discípulos adaptándose a sus habilidades, capacidades y también límites.
¡O crecemos juntos o moriremos! Esto es lo que el Sínodo para la Juventud y el pensamiento del Papa Francisco proclaman.
Pero trabajar juntos requiere una profunda espiritualidad, hecha de humildad y paciencia, virtudes que van desarrollándose en un contexto en el que siempre tendrán un lugar destacado la Eucaristía y el Crucifijo. Esto, les permitirá a ustedes reconocer su vocación como jóvenes de esta edad y a nosotros, nuestra vocación como pastores de esta era.
Hablar de uno mismo, de los desafíos de la Iglesia y de esta sociedad con la Cruz es la manera de crecer y hacernos crecer, de encontrar la verdad. La Cruz y la Eucaristía no son adornos. Son carne viva para hacernos vivos. Para que todos Ustedes hagan propia esa vivacidad que nos piden nuestros tiempo, será tarea que me corresponde instar a sus pastores a una mayor vivacidad espiritual, a no sentarse en el sofá.
A Ustedes les pido que aprendan a discernir y clarificar más y más esa vocación que han recibido tanto de sus familias, como de nuestra familia zaccariana. Sólo así podremos tener a «hijos y plantas de Pablo» responsables del don de la fe como laicos, como hombres y mujeres consagrados para continuar trabajando en el campo del Señor.
Saludo en el señor