
Las hermanas Angélicas de San Pablo alertan del agravamiento de la violencia en Kavumu y Murhesa, con civiles asesinados y viviendas incendiadas. En mensajes difundidos por LifeSiteNews, una religiosa denuncia: «la gente ha sido asesinada como animales. Las casas fueron quemadas. No hay piedad». Varias comunidades han debido permanecer encerradas por bombardeos cercanos y dar acogida a menores que han perdido el rastro de sus familias.
Las religiosas describen que los combates han llegado a menos de un kilómetro de sus casas, obligándolas a refugiarse «bajo las camas». Muchas familias han perdido todo y los niños, desorientados, no pueden ser admitidos en el orfanato por falta de plazas. La misión, pese a las dificultades, continúa en el terreno con el objetivo de aliviar las necesidades más urgentes.
«Vivimos ya con ellos», explican sobre los menores sin referencia familiar. Las hermanas agradecen a los donantes que sostienen su labor «en este período crucial», al tiempo que subrayan que la situación «en lugar de mejorar, empeora»: días en los que no pueden salir por el riesgo de bombardeos y episodios de violencia letal en localidades vecinas.
Con los fondos recibidos se han construido viviendas y distribuido alimentos, ropa y enseres domésticos. En casos de pérdida total de la vivienda, se han otorgado 2.000 dólares por familia para iniciar la reconstrucción. La prioridad inmediata es garantizar techo, alimentación y seguridad básica para los más vulnerables.
La región de Kivu vive una escalada sostenida de ataques a civiles, desplazamientos y restricciones para la ayuda humanitaria, con impacto especial sobre niños y mujeres, según fuentes humanitarias y eclesiales. En este marco, la labor de las comunidades religiosas se ha concentrado en la asistencia inmediata y la protección de la infancia.
FUENTE: Infovaticana.com