Todo tiene una historia que no puedo dejar de contar.
Con profunda tristeza leí en las redes sociales del fallecimiento del padre Lorenzo Baderna, sacerdote barnabita que me acompañó durante mis tres años en el Seminario Conciliar de La Serena. Todo tiene una historia que no puedo dejar de contar. Comenzaba el año 1969 y yo había sido declarado “persona non grata” en el Liceo Alejandro Álvarez Jofré de Ovalle, un establecimiento en el que en los últimos años pasaba más en la oficina del rector que en la sala de clases. Un lugar en el que, me decía, nunca fui comprendido y donde nunca nadie supo descubrir mis potencialidades. Hasta que llegó el momento que me mostraron la puerta ancha y nadie derramó una sola lágrima por mi partida. Mi padre, en castigo, resolvió entonces internarme en el seminario…