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María Madre de la Divina Providencia ¡Ruega por nosotros!


El pasado 14 de noviembre, nuestra Orden Religiosa celebró a María Madre de la Divina Providencia, Patrona de nuestra Orden. 

La devoción a la Virgen, Madre de la Divina Providencia, está íntimamente unida a la historia de los Barnabitas en la casa de Roma.

En 1611, durante la construcción de la Iglesia de San Carlos de Catinari, dedicada al gran cardenal protector de los Barnabitas, San Carlos Borromeo, los Barnabitas se encontraron con una gran dificultad financiera y tuvieron que interrumpir la construcción. El Padre Blaise Palma, el párroco, decidió hacer una peregrinación a Loreto para pedir ayuda a Nuestra Señora. Él estaba convencido que la madre del Señor, no iba a ser indiferente a su súplica. Después de regresar de la peregrinación, la gracia esperada fue otorgada y recibieron la ayuda necesaria para seguir construyendo la Iglesia, y en 1650 se terminó. Deseando divulgar esta intervención de la Virgen María, el P. Palma escribió un largo y detallado relato y lo colocó en los archivos parroquiales, y recomendaba que todos acudamos a María  con gran confianza en cualquier dificultad que se nos presente.

Un segundo acontecimiento también influyó en los orígenes de la devoción a la Virgen Madre de la Divina Providencia. En 1659, forzados a abandonar la casa de Roma, los Barnabitas removieron parte de la pared  en la que estaba pintada esta imagen milagrosa, pero desafortunadamente en 1663, cuando trataron de colocarla sobre un altar se cayó y se rompió en mil pedazos. 

Para recompensar a los Barnabitas el arquitecto responsable de la caída de la pared, les ofreció una pintura extraordinaria con el Niño Jesús en sus brazos. Era una pintura de Scipion Pulzone, discípulo de Rafael conocido como Gaetan. Esta pintura fue colgada en el altar de la capilla en el primer piso de la casa parroquial detrás del altar, donde los Barnabitas solían ir diariamente para rezar el Oficio Divino y sus ejercicios espirituales. Accidentalmente el P. Januaris Maffetti, un miembro de la Comunidad de San Carlos, descubrió los escritos del P. Palma en los archivos. Mientras leía, quedo impactado por la confianza amorosa, la fe ardiente y gratitud hacia la Madre de Dios del P. Palma, y fue impulsado por un gran deseo de extender la devoción a Nuestra Señora. Así la devoción a la Virgen, Madre de la Divina Providencia, nació oficialmente.

Desde el principio, nuestra orden promovió la devoción a la Santísima Virgen. El ardiente amor a Cristo de nuestro santo fundador, no podía estar separado de la devoción filial hacia la Santísima Virgen que aprendió de su madre Antonieta Pescaroli viuda a los 18 años y una verdadera y extraordinaria madre.  El recomendaba a sus seguidores, que para avanzar en la perfección religiosa, tenían que honrar y amar a su querida Madre, la Reina de los Ángeles.

Por decreto del P. Benedict Nisser, Superior General,  del 5 de Agosto de 1896, cada Barnabita tendrá una copia de la pintura de la Virgen Madre de la Divina Providencia en su habitación. Ella es la patrona de los Barnabitas. 

En la Virgen de Gaeta, los dedos del niño están agarrando confiadamente los de María. Los Barnabitas interpretan este símbolo, como fuente sagrada del poder de la Madre de Dios. El niño parece decir: “Madre, pongo en tus manos la autoridad para actuar en mi nombre. De mi tesoro infinito tu vas a conceder gracias a los que imploren tu ayuda”.


  “…A través de un ser humano, esto es, por medio de la Virgen Madre

Nuestra Señora la Virgen María, Dios quiso salvar a la humanidad.”

San Antonio Mª Zaccaría, IV sermón


 

 

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